lunes, noviembre 27, 2006

Reir para no llorar

Me reí mucho viendo

La omisión de la familia Coleman

Una familia viviendo al límite de la disolución, una disolución evidente pero secreta; conviviendo en una casa que los contiene y los encierra, construyendo espacios personales dentro de los espacios compartidos, cada vez más complejos de conciliar. Una convivencia imposible transitada desde el absurdo devenir de lo cotidiano, donde lo violento se instala como natural y lo patético se ignora por compartido.

Es una de esas obras donde el grotesco cruza los límites del absurdo pero a la vez roza de manera tan cercana la realidad que uno tiene que reir para no llorar

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Coincido. La obra es increible y uno se ríe mucho... pero también se va masticando culpa. Slds y disculpá está intervención intempestiva!

1:54 p. m.  
Blogger elreydelaboca said...

Muy buena obra. Magníficamente cruel. Me gustó de verdad. Muy bueno tu blog. Saludos. Rod Ed

6:49 p. m.  

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